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Coherencia entre Identidad Corporativa e Imagen Corporativa


En el 2015 participé en el re-diseño de marca de una empresa mexicana ubicada en Monterrey NL., la cual quería subir de status comercial y posicionar su marca en un mercado triple A.

El proceso fluyó como normalmente suele ir en este tipo de proyectos. Un primer acercamiento para conocer la marca, conocer a los dueños, conocer las entrañas de la misma y ver hacia donde nos dirigíamos en materia gráfica. A esta etapa de mi proceso creativo la llamo, ETAPA DE INSPIRACIÓN.

Se suele pensar que los diseñadores somos bendecidos por musas que nos regalan mágicamente las ideas finales que los clientes ven. La realidad es que no existen tales musas. Para llegar a esos resultados se tiene que pasar por un fuego mental el cual debe ser alimentado a travez del combustible que surge en mi caso de las primeras charlas con el cliente en la etapa de inspiración.

Una palabra, un lugar, un color, un objeto serán los detonantes para desarrollar el proyecto. Nada se desperdicia. No se deja el resultado final en las manos del sentido común, o al capricho. Todo tiene un por qué y cada elemento debe ser justificable.

En este caso en particular el problema brilló en una de estas sesiones y resultó que la empresa quería subir de nivel el estatus de la marca, pero en ese momento no correspondía con el estatus de la empresa. Me explico: La empresa quería que sus clientes los vieran como una marca de lujo, pero sus oficinas, su servicio al cliente, sus procesos de venta, los uniformes de sus empleados etc… no eran coherentes con el paso que querían dar y ni siquiera habíamos llegado al tema gráfico.

Con esto quiero decir que los expertos en identidad corporativa podemos ayudar a que “reflejes” lo que “pretendes”, pero no podemos hacer nada respecto a la imagen corporativa. Esa depende totalmente de la Empresa. ¿Cómo quieres que te vea tu cliente?, Ese es un trabajo que debe hacerse de manera conjunta entre la Identidad y la imagen corporativa. Un trabajo de equipo entre lo tangible y lo intangible.

El diseñador puede hacer que tus tarjetas luzcan como si pertenecieran a un negocio de lujo, pero si al primer contacto que el usuario tenga con la marca no tiene coherencia en materia de estatus con la tarjeta de presentación, la imagen que el cliente se lleve de esa empresa es de falta de esta coherencia.

De igual manera, la forma en como se contesta en el conmutador, la rapidez en el servicio, las oficinas, la papelería, el coche en el que se conduce el Director de la empresa etc… todo eso habla y le dice algo al usuario y se lo asocia o se lo impregna a la identidad corporativa.

En este caso del que estamos hablando, la empresa tuvo que invertir no solo en la identidad sino en una remodelación de oficinas, uniformes, autos, manera de pensar etc… con lo que después de casi un año desde que se inició el proyecto la marca ha tenido muy buena respuesta.

La coherencia entre la identidad y la imagen corporativa muchas veces se deja de lado y es la causa de que muchas marcas al final no terminen por funcionar y terminan por culpar a lo que se puede tocar: El logotipo, las tarjetas, las hojas membreteadas etc… y se invierte en una nueva identidad y el ciclo se repite.

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